Mini Candy Bar

domingo, 17 de abril de 2011

Terrones Nocturnos




...De por qué en Namibia no me reflejaba en los espejos y
de otras rarezas de aquel viaje...

Dado que algunos de vosotros me habéis preguntado directamente sobre esta cuestión, creo que debo, además de dar una explicación, contar un poco más de aquel fantástico viaje.

Creo que ya os había dicho que fuímos en verano, en agosto. Qué calor! bueno, en realidad que calor por el día, por que por las noches hacía un frío pelón. Con deciros que las habitaciones de los hoteles tenían chimeneas... y las encendíamos... Recuerdo una de las noches, que hablando con mi madre por teléfono desde uno de los Lodges, le estaba contando que teníamos encendida la chimenea, y ella muy lógica me decía:
- Lisa, ! pero que chimenea ni que niño muerto! (perdón por la expresión, pero es algo que mi madre dice siempre) si es África, estás en medio de la nada, y es de noche, el fuego es una hoguera!
- Jajajaja! no mami, es una chimenea en la habitación... es que hace muchísimo frio!


La verdad es que por las noches bajaban las temperaturas un montón. Sin embargo, por el día el calor era sofocante. Pero es que se nos hacía bastante raro encender el fuego, en verano y en África.

Hablando de noches de África, os voy a contar el miedo que pasé en una exhibición de leones. Resulta que una de las atracciones era que una noche, te subían a un camión abierto, te ofrecían unas mantas y te llevaban por medio de lo que podíamos denominar sabana, hasta una especie de búnker. Es como una especie de tunel, pero sin montaña. Sería como una tubería gigante de hormigón de unos 5 metros de largo por 2 de ancho, situada en medio de la nada,  donde nos metieran a 15 personas para que, a través de unas ventanillas minúsculas, con rejas y sin cristal, observáramos lo que iba a suceder.

Se enciende un foco que alumbra a una res muerta (gracias a Dios) atada con un grillete en una pata a una argolla clavada en el suelo. Nos piden silencio. Y al rato comienzan a llegar leones. Si, unos cuantos. Aparecían de la nada, ya que estaba todo oscuro salvo el poco espacio del suelo que el foco iluminaba.


(Otra foto auténtica hecha por una menda... mientras le temblaban las piernas)
Yo me helé por dentro. Os juro que nunca pasé tanto miedo. Teníamos a 6 ó 7 leones a menos de 5 metros devorando a un animal, y no os quiero contar el ruído que hacían. Brrrrrrr sólo con pensarlo se me ponen las pelos de punta. Si bien es cierto que nos separaba una pared, en algún momento, el pánico hizo que se me escapara  un gritito, y el león miró hacia el lugar del que provenía el sonido, y nunca he sentido más pavor, que cuando su mirada y la mía se cruzaron. De un salto me retiré de la ventanilla, y le dije al guía que me quería ir. Me dijo que me fuera al autobús. El muy ... pero si el autobús era al aire libre! No tenía paredes, ni ventanas, ni nada! Era como la parte trasera de un camión! Evidentemente me quedé allí, rezando porque esas paredes fueran de hormigón y no de adobe.


(Nótese foto auténtica del camión, de la manta y del anochecer)
Otro sofocón que pasamos, aunque el susto no nos lo quitó nadie, fue más divertido. Haciendo una travesía por la Bahía de Walvis, en una especie de motora para 15 personas más o menos, mientras le dábamos de comer  a los pelícanos en pleno vuelo, de repente, el guia empezó a silbar como un loco, y sin previo aviso un lobo marino de unos 100 kilos de peso, de un salto se posó en medio de la  lancha. Aun no entiendo como alguno de nosotros no se tiró al mar ante semejante aparición. La foca, que más o menos es lo mismo, debía estar contratada en plantilla, y era la típica broma que le hacían a los turistas... Aparecía a cambio de sardinas que le dió el capitán. Pero de repente, un lobito hambriento apareció en la popa del barco, con cara de pena pidiendo comida... y claro... me quedé sin bocadillo... pero valió la pena, porque me dejó acariciarlo y hasta despeinarlo. Tengo que reconocer que en ese momento supe que las focas tienen pelo.


(Como iba a negarle algo con esa carita...)
Así que con todas estas historias,  más las del otro día, no me digáis que no tenéis un montón de ganas de hacer un viaje a Namibia. Os lo recomiendo muy mucho!

Ah! casi se me olvida! ¿que por qué no me reflejaba en los espejos? Pues porque la gente allí es muy alta, y en los servicios públicos los ponen a su altura, y no a la mía, que soy de tipo recortado... así que imagino que me pasé todo el viaje con unos pelos de loca y sin el colorete equidistante de un moflete a otro!

Miss Owl


2 comentarios:

  1. La verdad esq nunca habría pensado en ir a Namibia, pero tu experiencia mola...

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  2. Dina, te prometo que es algo que hay que ver. Muy muy muy recomendable, y a ti que te gusta y se te da tan bien eso de organizar viajes... no lo descartes!

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